Seguramente se habia calumniado a Jose K... pues, sin haber hecho nada malo, una tarde, al regresar del colegio, fue arrestado por oscuros personajes
en la calle de su barrio, encerrándolo en un calabozo, aislado de su familia, sus amigos y su escuela,
El paralelismo que se hace con el parrafo anterior, entre el drama vivido por el personaje de El Proceso de Kafka y las detenciones
estudiantiles puede parecer exagerado, pero si nos atenemos a la realidad, hay
que reconocer que la deshumanización de la justicia se mantiene a través del
tiempo, por más que la propaganda oficial y las mentiras mediáticas quieran
convencernos de otra cosa.
Lo ocurrido con numerosos jóvenes que se han involucrado en
las protestas quedará como una de las páginas más negras de nuestra historia.
Los odios políticos se han desbordado y lo peor es que también nublan la razón
de quienes detentan el poder y están llamados a gobernar. No creo en la impunidad; todo delito debe ser investigado
y sancionado, pero es inaceptable que se
impute y conde a priori por el solo hecho de ser joven o participar en una
manifestación estudiantil.
En días pasados, estaba en las puertas de la Comandancia de
Guaiparo cuando los familiares de los detenidos recibieron la dolorosa noticia
de que sus muchachos quedaban privados de libertad, a pesar de que
perfectamente podían ser juzgados bajo régimen de presentación. Viendo a la
madre de uno de ellos, que en medio del llanto
se preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué? me acordé de Kafka y la lucidez de sus
denuncias sobre el sufrimiento humano ante la injusticia.