miércoles, 21 de mayo de 2014

Kafka en Guaiparo




Seguramente se habia calumniado a Jose K...  pues, sin haber hecho nada malo, una tarde, al regresar del colegio, fue arrestado por oscuros personajes en la calle de su barrio, encerrándolo en un calabozo, aislado de su familia, sus amigos y su escuela,


El paralelismo que se hace con el parrafo anterior, entre  el drama vivido por el personaje de El Proceso de Kafka y las detenciones estudiantiles puede parecer exagerado, pero si nos atenemos a la realidad, hay que reconocer que la deshumanización de la justicia se mantiene a través del tiempo, por más que la propaganda oficial y las mentiras mediáticas quieran convencernos de otra cosa.


Lo ocurrido con numerosos jóvenes que se han involucrado en las protestas quedará como una de las páginas más negras de nuestra historia. Los odios políticos se han desbordado y lo peor es que también nublan la razón de quienes detentan el poder y están llamados a gobernar. No creo en la impunidad; todo delito debe ser investigado y sancionado, pero  es inaceptable que se impute y conde a priori por el solo hecho de ser joven o participar en una manifestación estudiantil.


En días pasados, estaba en las puertas de la Comandancia de Guaiparo cuando los familiares de los detenidos recibieron la dolorosa noticia de que sus muchachos quedaban privados de libertad, a pesar de que perfectamente podían ser juzgados bajo régimen de presentación. Viendo a la madre de uno de ellos, que en medio del  llanto se preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué? me acordé de Kafka y la lucidez de sus denuncias sobre el sufrimiento humano ante la injusticia.

Amigos y parientes regresaron a sus casas entre el dolor y la incomprensión, a vivir de una manera diferente, en este mundo que constantemente pretende engañarse para no reconocer que estamos muy lejos de la sociedad justa y humana que tanto proclamamos.