El
sábado 9 de agosto, se realizó en la
playa La Caracola de Porlamar la
carrera nocturna 7k de Luna llena, evento que, además de lo deportivo, tenía un
loable propósito benéfico, recaudar fondos para la operación de un niño. Como
me encontraba de vacaciones en la isla no resistí la tentación de inscribirme y
participar, de lo que no me arrepiento porque fue una experiencia digna
de contar.
La
carrera se programó exactamente para una noche de luna llena, por una ruta a la
orilla del mar; los organizadores recomendaban llevar linternas de esas que se
colocan en la frente para iluminar el camino, cosa que no fue necesaria porque
la luz de la luna era suficiente; las olas del mar rompían el silencio nocturno
y se convertían en una especie de marcha rítmica o música de fondo para los
corredores.
Los
margariteños se encargaron de ponerle un toque regional al evento y, después del calentamiento, en vez del ritmo
martirizante de la música contemporánea, se escucharon melodías mergariteñañas
como la conocida "Luna de Margarita" En resumen, un marco
espectacular, más aún cuando se salía de frente hacia la luna que se levantaba
sobre el mar.
La
carrera era corta, la noche fresca y el recorrido plano. La organización fue
buena y no faltó la hidratación necesaria en este tipo de eventos. Las luces de
los edificios se convertían en referencias que indican a los
participantes, por donde iban y cuanto les faltaba. Las condiciones no podían
ser mejores.
Pero
hasta los mejores momentos nos dejan sabores amargos: como estaba de vacaciones
lejos de mi residencia habitual no conocía a mucha gente, y entre los
participantes, solo una o dos personas que vi en la salida. Por lo
tanto, corrí en medio de la oscuridad y entre desconocidos; nadie me preguntó cómo
iba, ni me echó bromas al verme cansado, ni me invitó a retratarme a la
llegada. Nada de eso. A pesar de que estaba rodeado de gente estaba sólo. Por
lo, tanto después de recoger la medalla, agarré un taxi y regresé a reunirme
con mi familia. Me tocó un taxista margariteño, más comunicativo que los
corredores que, después de interrogarme, me dijo que la mayoría de los turistas
no van a correr, sino a comprar, a bañarse en las playas y echarse palos.
En
fin, 7k de Luna llena; la disfruté enormemente
y recordé que, en las careras como en la vida la amistad es indispensable,
porque es difícil alcanzar la felicidad a plenitud en medio de la soledad.