lunes, 2 de febrero de 2015

El poder de las palabras: arma mortal




 
El debate planteado sobre la resolución 008610 emanada  del  Ministerio del Poder Popular para la Defensa  es un claro ejemplo de que una sola palabra puede acabar con la mejor argumentación. La noticia de que la fuerza pública puede utilizar armas mortales para controlar situaciones de orden público, ha producido un verdadero escándalo que, los simpatizantes del gobierno tratan de aplacar explicando las bondades de la resolución.



Especialistas en derechos humanos han levantado la voz denunciando que se está violando la constitución y los tratados internacionales, cosa que niegan los que defienden el texto normativo. Pero al margen del debate especializado está el sentir de la gente: la palabra mortal no gusta, es más, causa terror. La sola hipótesis de que en una manifestación se pueda llegar al extremo de que la gente tenga que matarse, es rechazada de manera contundente por el ciudadano de a pie, que no sabe mucho de leyes ni de tratados internacionales, pero sabe lo que es la vida.



En momentos en que se trabaja en favor de la cultura de la no violencia, hablar del uso de  armas mortales es un evidente retroceso en humanismo, porque, como dice  Stéphane  Hessel, “El recurso de la violencia para contrarrestar la violencia corre el riesgo de perpetuarla”, y  eso no es lo que quiere la gente.  Si como reza la frase: “La voz del pueblo es la voz de Dios”  un pueblo que  está cansado de violencia, y la rechaza, venga de donde venga, no ve con agrado una resolución ministerial que plantee  hipótesis de “violencia mortal”.