martes, 9 de febrero de 2021

Los brothers: tiempos de Rompiraja


La historia de Puerto Ordaz seduce. Y seduce, porque lo que era una pequeña ciudad, a veces aburrida, a veces divertida, de convivencia agradable muy esperanzadora, ha desaparecido. De las primeras construcciones queda el Centro Cívico, las casas de los tiempos de la Orinoco Mining Company, edificios ruinosamente desteñidos y calles abandonadas por los encargados del ornato público. y lo peor, la gente ahora es muy diferente.  Si analizamos la cantidad de mensajes y anécdotas que se cuentan por las redes, lo que se aprecia es el cariño por el recuerdo: por lo vivido, lo amado, lo odiado, disfrutado o sufrido. De ese pasado surge la figura carismática d e un joven sencillo, que se hizo famoso por su extravagancia, tanto en la imagen como en el comportamiento, me refiero al ya famoso, Rompiraja. 

 Quién le iba a decir a Luis José Figueroa, que su manera de ser lo convertiría en uno de los personajes históricos de la ciudad, al lado de otras ilustres figuras del pasado público o privado. Para entender a Rompiraja hay que hablar del tiempo y el ambiente en que vivió y algunos detalles de su vida, que pueden parecer insignificantes. pero que quedaron reflejados en la memoria de quienes lo conocimos. El “rompi” es recordado por ser la versión local de los famosos moteros de la contracultura de finales de los años 60, pero como me dijeron recientemente, nuestro polifacético personaje, hasta formó parte de un equipo de fútbol, que los contertulios del Centro Comercial Caroní, conocidos en aquella época cómo “los brothers”, organizaron para intervenir en un campeonato que se celebró en el estadio de la Ferrominera de Puerto Ordaz.

 ¿Quiénes eran “los brothers”? En la década de los 70, cuando el movimiento hippie y la moda juvenil llegó con retardo a Puerto Ordaz, había un lugar qué era su “pateadero” me refiero al Centro Comercial Caroní. Ese viejo edificio donde ahora se encuentra el Supermercado Pekín, frente al Centro Cívico, fue en su momento de esplendor, el lugar que reunía todas las opciones de convivencia ciudadana: allí estaba el cine, la discoteca, el bowling, el supermercado CADA las tiendas de discos y muchas otras cosas. Así las cosas, los jóvenes de la época se reunían en la esquina del Centro Comercial Caroní, enfrente de la tienda Maderama, y allí pasaban largas horas del día conversando, al extremo de que algunos identificaban el lugar como la esquina de “los brothers”. La costumbre llegó a tal extremo que, un día el papá de uno de los muchachos se sentó allí y cuando le preguntaron qué hacía, dijo que quería saber, qué se sentía en ese lugar, para que su hijo estuviera todo el día allí. 

 En ese ambiente juvenil también se desenvolvía Rompiraja compartiendo su amistad y su carisma. Un Buen día, un joven barbero que laboraba en la Barbería Da Vicente, organizó un equipo de fútbol con los brothers de la esquina, incluyendo en la alineación a Rompiraja. Al principio, el equipo recibió varias goleadas, pero después mejoró llegando a empatar e inclusive ganar algún partido. Rompiraja era defensa y si bien no era muy diestro, futbolísticamente hablando, era difícil pasarlo, porque, como se decía coloquialmente, era una máquina de repartir patadas, y a veces aplicaba sus conocimientos de artes marciales para evitar que se le escaparan los delanteros. Mayores detalles pueden dar los que formaron parte de aquel equipo, que tenía su público porque los amigos de los brothers eran bastantes. 

 La fotografía que encabeza estas líneas está tomada de un álbum de la familia Blanco, de la inauguración de MOTOLIVO. Allí aparece “el rompi” posando al lado de la primera Honda 1000 que llegó a Puerto Ordaz. Toda una novedad para la gente de las motos donde no podía faltar el personaje de esta anécdota, que se remonta a momentos en que la vida se veía de otra manera.  

Parece que cuando el presente no transmite mucha alegría hay que buscarla en los recuerdos del pasado y por eso los aniversarios tienen sabor especial