sábado, 30 de noviembre de 2013

Bibliotecas vs parrilleras

El pasado miércoles, en una tertulia entre amigos, uno de ellos soltó esta frase:“Los venezolanos cambiaron los libros por la parrilla; cada vez hay menos bibliotecas en las casas, pero no faltan las parrilleras”. Esto es una realidad incuestionable, porque los libros y la lectura están desapareciendo de los hábitos hogareños. En mi infancia, además de las novelas o libros de poemas que siempre compraba mi padre, se invertía en adquirir enciclopedias o colecciones  de autores famosos. Ayer una buena biblioteca daba prestigio a la casa, ahora no es así, la vida del hogar gira alrededor del televisor, y el ocio se inclina principalmente hacia la parrilla.
El abandono de la lectura producto de la eclosión del sonido y de la imagen es un problema serio para el hombre. Si hay algo que libera de las esclavitudes de este tiempo es la lectura; al que lee no lo engañan ni seducen tan fácilmente. Cuando le preguntaron a Arturo Pérez Reverte, ¿Cuál era su ideología? Contestó: “Yo no tengo ideología porque tengo biblioteca”
Ayer visité una librería que está ubicada en un conocido centro comercial y encontré un ambiente anormal y desconcertante: numerosas personas hacían colas a las puertas de las tiendas de ropa o electrodomésticos, mientras que grupos de guardias y funcionarios públicos entraban y salían de los locales para inspeccionar las ventas, con tanto ímpetu que parecía que estuvieran persiguiendo a alguien. Donde la cosa estaba normal era en la librería, allí no había aglomeraciones de gente, ni anuncios de rebajas, ni fiscales de precios; parecía un mundo aparte. Y es que ciertamente, la lectura y los lectores se están convirtiendo en una especie de isla que solo visitan los que en su tiempo libre prefieren un buen libro antes que una parrilla. Y quiero aclara que no tengo nada en contra de las parrillas, las disfruto, pero la vida es mucho más que andar de parrilla en parrilla.  

2 comentarios:

  1. Jaja, me causó gracia la respuesta de Pérez Reverte. Es cierto que hay más parrillas que bibliotecas. No se puede negar. Pero, por otra parte, también hay material escrito en Internet, además de los audiolibros. Hace unos años, por ejemplo, la Real Academia nos puso a leer a los voluntarios un fragmento del Quijote y luego lo compilaron en un gran video que podríamos llamar "videolibro" (por similitud con audiolibro). Está en YouTube. Pero de que se lee menos no hay duda.

    ResponderEliminar
  2. Que bueno al menos poder por esta vía, leer buenos artículos como el suyo mi siempre estimado profesor! Comparto su esperanza de ver un mundo mejor. Dios le bendiga!!!

    ResponderEliminar