miércoles, 18 de enero de 2012

El sentido de la felicidad





Escribir el último artículo del año, nos obliga apartarnos un poco de la “dialéctica cotidiana” y a hacer una reflexión más reposada  sobre lo que somos, lo que hacemos y esperamos.  El tradicional “Feliz año” es mucho más que una fórmula de cortesía, es un deseo, algo que todos queremos alcanzar. Cuando falta poco tiempo para que finalice el 2011 escuchamos repetidamente en los mensajes de Navidad y Año Nuevo que, el 2012 va a ser un año difícil, político y económicamente; que las perspectivas no son buenas; que hay que tener mucha fe y fortaleza para superar las adversidades. Pero por encima de todo siempre están los mejores deseos: “Paz y prosperidad”

Recibiendo estas intenciones me encontré con el libro de José Antonio Marina Aprender a vivir; Marina es un autor que he citado varias veces en este año que termina, por ser un pensador profundo y ameno. La obra comienza con una pregunta: ¿qué es vivir bien?; para responderla se centra en la consecución de tres grandes metas u objetivos humanos: uno biológico: la salud; otro psicológico: la felicidad y el tercero ético: la dignidad. Examinémoslos brevemente.

 Es indudable que el hombre de hoy coloca por encima de todo a la salud; cosa lógica porque la enfermedad, genera sufrimiento, limita el bienestar y la capacidad de acción: farmacias, gimnasios, clínicas u hospitales abundan en nuestras ciudades. Ahora bien, ¿qué es la felicidad? Aquí nos encontramos con un concepto que “pareciera vago e irrealizable”: hay quien lo tienen todo y no es feliz y al contrario, quien teniendo poco está contento. Pero para no caer en el subjetivismo cito a Marina: “En este libro entendemos por felicidad la armoniosa realización de dos grandes motivaciones humanas: el bienestar y la ampliación de las posibilidades”… Bienestar económico, físico, psicológico y la posibilidad de crear, influir, explorar, cambiar de realidad etc.

La tercera meta u objetivo es la dignidad: el hombre necesita ser respetado como persona y esto implica –entre muchas otras cosas- que se le permita ser constructor y protagonista de su destino. Aquí juega papel importante la organización social que debe establecer las condiciones necesarias para que esté objetivo al igual que los dos anteriores pueda cumplirse cabalmente.

Estas breves ideas, recogidas de una propuesta para aprender a vivir, pueden servir para escribir la “tarjeta de navidad y año nuevo” de este espacio de opinión, y desearles a todos que: en el tiempo que se avecina gocen de la salud necesaria para la buena vida, sean felices con su quehacer en este mundo, y por encima de todo,  que sean considerados y respetados como personas humanas. Si esto se cumple podremos hablar de un feliz año. Twitter@zaqueoo








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