Escribir
el último artículo del año, nos obliga apartarnos un poco de la “dialéctica
cotidiana” y a hacer una reflexión más reposada
sobre lo que somos, lo que hacemos y esperamos. El tradicional “Feliz año” es mucho más que
una fórmula de cortesía, es un deseo, algo que todos queremos alcanzar. Cuando
falta poco tiempo para que finalice el 2011 escuchamos repetidamente en los
mensajes de Navidad y Año Nuevo que, el 2012 va a ser un año difícil, político
y económicamente; que las perspectivas no son buenas; que hay que tener mucha
fe y fortaleza para superar las adversidades. Pero por encima de todo siempre
están los mejores deseos: “Paz y prosperidad”
Recibiendo
estas intenciones me encontré con el libro de José Antonio Marina Aprender a
vivir; Marina es un autor que he citado varias veces en este año que
termina, por ser un pensador profundo y ameno. La obra comienza con una
pregunta: ¿qué es vivir bien?; para responderla se centra en la consecución de
tres grandes metas u objetivos humanos: uno biológico: la salud; otro psicológico:
la felicidad y el tercero ético: la dignidad. Examinémoslos brevemente.
Es indudable que el hombre de hoy coloca por
encima de todo a la salud; cosa lógica porque la enfermedad, genera
sufrimiento, limita el bienestar y la capacidad de acción: farmacias,
gimnasios, clínicas u hospitales abundan en nuestras ciudades. Ahora bien, ¿qué
es la felicidad? Aquí nos encontramos con un concepto que “pareciera vago e
irrealizable”: hay quien lo tienen todo y no es feliz y al contrario, quien
teniendo poco está contento. Pero para no caer en el subjetivismo cito a
Marina: “En este libro entendemos por felicidad la armoniosa realización de
dos grandes motivaciones humanas: el bienestar y la ampliación de las
posibilidades”… Bienestar económico, físico, psicológico y la posibilidad
de crear, influir, explorar, cambiar de realidad etc.
La
tercera meta u objetivo es la dignidad: el hombre necesita ser respetado como
persona y esto implica –entre muchas otras cosas- que se le permita ser
constructor y protagonista de su destino. Aquí juega papel importante la
organización social que debe establecer las condiciones necesarias para que
esté objetivo al igual que los dos anteriores pueda cumplirse cabalmente.
Estas
breves ideas, recogidas de una propuesta para aprender a vivir, pueden servir
para escribir la “tarjeta de navidad y año nuevo” de este espacio de opinión, y
desearles a todos que: en el tiempo que se avecina gocen de la salud necesaria
para la buena vida, sean felices con su quehacer en este mundo, y por encima de
todo, que sean considerados y respetados
como personas humanas. Si esto se cumple podremos hablar de un feliz año.
Twitter@zaqueoo
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