sábado, 5 de diciembre de 2015

Kafka, un aullido nocturno en el Postgrado de la Ucab


El pasado jueves 3 de diciembre puede ser recordado como un “día kafkiano” en la historia del postgrado de la Ucab Guayana. Por la tarde, los estudiantes que forma el grupo de lectura Grito Escrito,  realizaron su primer conversatorio literario sobre autores famosos, al cual fui invitado para compartir con los amigos Roger Vilaín y Robinson Lizano,
Roger deleitó explicando cómo Cortázar reinventa el mito del Minotauro. Robinson  nos trajo a Charles Bukowski, ¿Un escritor maldito? Y al final, lejos de la calidad de mis antecesores, me tocó hablar de Kafka. Tuve que confesar, apoyándome en la autoridad de Sartre y Juan Nuño, que  Kafka es demasiado grande  e incomprensible, como lo es la realidad de la turbulencia humana.
Mi breve exposición se basó en el Proceso, especialmente en metáfora  sobre el guardián de la ley, que  no deja al hombre común traspasar la puerta de la ley para conocerla. Esa metáfora me recuerda a los guardianes de la verdad, esos que  pretende que nadie entre en ella,  o solo puedan hacerlo cuando ellos se lo permiten.
Por noche, cuando todavía saboreaba las sensaciones del evento, una llamada urgente me alertó sobre la realidad de la turbulencia humana: estaban atracando en los salones del postgrado II. Al llegar,  me encontré que el apacible recinto de la tarde estaba trasformado: el miedo, la prisa, la incertidumbre y la confusión pintaban el cuadro  del momento.
Los circunstantes trataban de narrar lo que habían vivido: un inesperado atraco, en un lugar inesperado y en un momento inesperado. Una situación kafkiana, que manifestaban por  la angustia ante lo absurdo
Traté de ubicar a José K entre los presentes pero fue muy difícil: había muchas personas con características similares en ese momento. No obstante,  pude ver a muchos guardianes de la verdad tratando de ejercer su oficio
Una muchacha que compartió con nosotros la tertulia de la tarde, sintió la frialdad de un arma en su frente. Tal vez, esta lamentable situación,  pueda darle una idea del significado de lo “kafkiano” que tanto se discutió en la tarde. Muchas  veces buscamos a Kafka en letras muertas,  sin darnos cuenta que vive al lado de nosotros.
Recordando el grito escrito de la tarde, pienso que lo vivido en la noche fue un “aullido kafkiano”. A lo mejor esto que escribo es estúpido o absurdo, pero la grandeza de Kafka y su comprensión humana da licencias para esto.  Puesto a escoger, prefiero ejercer la estupidez antes que la pretendida "vigilancia de la verdad”.

 

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