martes, 19 de julio de 2011

Tiempos de violencia


El pasado 9 de julio fue asesinado el cantautor argentino Facundo Cabral.  Un trovador que le cantó al amor y a la vida y que paradójicamente, como tantos otros, termina su vida víctima del odio y la maldad. Me dijo una persona conocida que “Facundo fue víctima de estos tiempos de violencia que están acabando con el mundo.  Pareciera que los hijos de Caín se están multiplicando y la humanidad está produciendo más seres malvados y asesinos que hombres buenos” Siempre que se habla del problema de la violencia hay una pregunta  que sale a relucir ¿Somos más violentos que antes? Mucha gente cree que sí.

Si hacemos un sondeo de opinión entre las  personas que están en nuestro entorno,  nos encontraremos  que la mayoría considera que la sociedad de hoy es más violenta que la de ayer. Inclusive se llega a afirmar que vivimos los tiempos más violentos de la historia: que el ser humano ha perdido la tranquilidad; que no se puede salir a la calle sin correr peligro; que la delincuencia se multiplica;  que ni en la intimidad de la familia hay paz,  porque el demonio de la violencia intrafamiliar aparece constantemente,  produciendo crímenes y maltratos entre parientes. Esto parece estar avalado por el pensamiento de Ernesto Sábato en su libro Antes del Fin, donde entre otras cosas, dice que los sucesos que nos cuentan los diarios revelan el fracaso del proyecto humanista. No todos opinan de la misma manera.  

Numerosos filósofos e historiadores sostiene  que, la idea de que hoy somos más violentos que ayer está equivocada.  Will Durant, en su libro Las ideas y las mentes más grandes de todos los tiempos, dice que ahora hay más medios de información que antes, y que poderosas organizaciones entretienen a los lectores con el crimen y el escándalo: lo que vende es la violencia. Si  se cree textualmente todo lo que trasmiten esto medios, se llega a la conclusión de que la mitad del mundo está matando a la otra mitad o se está suicidando y esto no es así: “la sociedad actual tiene una cortesía democrática y una caballerosidad sin pretensiones, mucho más real que la de los hombres de antaño, que mientras pronunciaban frases caballerescas,  hacían esclavas a sus mujeres y aseguraban su fidelidad con cadenas,  mientras mataban a sus adversarios en guerras santas “ En dos palabras, para este autor  la barbarie de  ayer no se puede comparar con la formación humana de hoy .

Creo que este análisis hay que hacerlo con mucho cuidado. Es verdad que en la sociedad hay un grado de violencia intolerable,  pero el avance humanista es incuestionable. Mientras que en el pasado el duelo era normal, esta sociedad no aceptará jamás que dos personas se maten “legalmente” para resolver un problema. Y no hablemos de la violencia intrafamiliar: en un pasado no lejano, los padres obligaban a pelear a sus hijos para que aprendieran a defenderse;  si una mujer se aparecían ante un funcionario con un ojo hinchado, diciendo que el esposo la había maltratado, recibía como respuesta una conocida frase “eso es un problema entre marido y mujer”. Hoy estas cosas son sancionadas por la ley.

Pero hay algo que demuestra que la violencia tiene la batalla perdida con la cultura de paz. Cada vez que se asesina  a un pacifista su mensaje  se multiplica: los asesinatos de  Gandhi o Martin Luther King no acabaron con sus ideas  ni con sus seguidores, más bien los aumentaron. Las canciones  y la vida de Facundo Cabral han cobrado una atención especial en estos días, y su mensaje se multiplican vía internet.  Aunque parezca paradójico, parece que la violencia reproduce las semillas del bien. Y además, el hombre de hoy está consciente de que en su interior anida el germen del mal,  y que esto  lo puede convertir en un animal,  pero lo importante es que no quiere serlo. jblanco@ucab.edu.ve,  Twitter @zaqueoo 

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