Improvisar es hacer algo sin
preparación previa. Según la tarea que deba realizarse, improvisar puede
ser bueno o malo: Si ante la necesidad de responder a algo inesperadamente se demuestra conocimiento y preparación, es
evidente que la capacidad de improvisación es una virtud; pero cuando el acto
exige planificación, y ésta no se hace,
sino que se actúa con la filosofía del
famoso protagonista de la novela Por
estas calles Eudomar Santos “Como vaya
viniendo vamos viendo”, es evidente que la improvisación es algo malo, y de allí nace la descalificación “Fulano es
un improvisado”, o “Eso es algo improvisado”.
Cuando los representantes del movimiento estudiantil que
organizaron el debate de los candidatos a la gobernación de estado Bolívar en
la Ucab Guayana me pidieron que sirviera de moderador del evento, me dijeron
que, “Todo iba a estar planificado rigurosamente para no dejar nada a la
improvisación”. Debo confesar que la frase me dejó pensativo, porque cuando los jóvenes estudiantes se manifiestan en contra
de la improvisación estamos ante un avance interesante.
Hace años un profesor chileno residente en Alemania, que nos
visitó para dictar una conferencia sobre Habeas Data, me comentó que, le
impresionaba como aquí algunos conferencistas se presentan a los foros sin
llevar sus ponencias escritas, esforzándose más bien por demostrar dotes de "histrionismo". Según el invitado, en
Alemania esto es muy mal visto: el conferencista debe presentar la ponencia
escrita y leerla para no “pecar de
improvisado”. Aquí ocurre lo contrario: el que lee es un
aburrido; tal vez, porque muchas veces
confundimos el conocimiento con el entretenimiento y creemos que todo debe ser
espectáculo y diversión.
Al asunto va mucho más allá de los estilos personales o las
exigencias académicas. La cosa se agrava porque pareciera que, en todos los
ámbitos de la vida pública se está generalizando una “cultura de la improvisación”. No se
planifica nada y solo se actúa con operativos de emergencia cuando sucede algo.
Nos estamos acostumbrados a que todo falle. Un amigo colocó en el techo de su
casa un tanque de agua que estéticamente se ve muy mal; cuando le pregunté, por qué no lo había hecho
subterráneo me dijo “En Venezuela lo único que no falla es la fuerza de
gravedad”.
El debate organizado por
la representación estudiantil se desarrolló tal y como estaba planificado: duró
el tiempo previsto, todos los candidatos tuvieron las mismas oportunidades de
intervenir, el mismo tiempo, etc.; el público se comportó a la altura,
respetando las reglas establecidas previamente; nadie insultó a nadie. En fin, un evento que más allá de lo que se
le cuestiona, sobre si fue o no debate, constituye una enseñanza importante, porque
demuestra que se pueden organizar bien las cosas y exponer ideas
diferentes en un tono de cordialidad,
sin gritos ni ofensas. Un éxito que se anotaron los muchachos, ¡felicitaciones!.
Debo terminar destacando que, en un momento se pensó que
evento no se podría realizar, porque falló la energía eléctrica; Menos mal que la Universidad tiene planta eléctrica para
estos casos. Como se puede ver la planificación es muy importante. Por eso, destaco como notas importantes del evento: La
intención estudiantil en contra de la improvisación, la organización y el
comportamiento de los candidatos y el público asistente, y la previsión de la
Universidad ante la eventualidad de que falle el servicio de energía eléctrica. Se me ocurre
que, en futuros debates, se puede preguntar a los aspirantes a cargos públicos,
sobre las medidas para fomentar la cultura de la planificación por encima de la
improvisación. Twitter @Zaqueoo
No hay comentarios:
Publicar un comentario