miércoles, 5 de enero de 2011

La auténtica legislación



Se instala la nueva Asamblea Nacional en medio de un ambiente tenso, una gran polémica sobre la actuación de los diputados salientes, y cierta preocupación,  porque se presagian unas relaciones difíciles, en virtud de los anuncios que se hacen sobre la nueva Directiva del cuerpo legislativo. A todos los niveles hay una gran expectativa por lo que pueda ocurrir con la instalación y el funcionamiento del nuevo parlamento: por primera vez en los últimos años, representantes del oficialismo  compartirán curules con los de la oposición,  y en un país donde la característica reciente del debate político ha sido el insulto y la intolerancia, el solo hecho de que los adversarios tenga que compartir un mismo espacio es todo un acontecimiento.
Lo que se espera de la nueva Asamblea ha sido ampliamente debatido y es suficientemente conocido por toda la ciudadanía: se quiere un órgano legislativo  plural, donde estén representados todos los sectores de la sociedad, que promueva discusión y debate de altura sobre los problemas nacionales, cumpla con las atribuciones y deberes que establece la Constitución, y que por encima de cualquier parcialidad política, siempre tenga presente el interés general.  Esto es lo que quiere el país, tener una Asamblea Nacional que legisle para todos.
Ahora bien, para tener un verdadero cuerpo legislativo, es necesario que la Asamblea Nacional esté formada por “verdaderos legisladores”; es decir, por personas que entiendan la importancia de su función y respeten los principios y las formas de la legislación. En un artículo anterior, cité la opinión de un ilustre jurista peruano, que ante el precario funcionamiento de los cuerpos legislativos, decretó “la muerte del legislador”. Yo creo que la idea no suena exagerada si se observa la actuación de  nuestros legisladores durante el pasado mes de diciembre,  cuando la mayoría oficialista, imponiendo su interés particular,  aprobó en tiempo record,  una cantidad de leyes, que han producido sorpresa y malestar en la sociedad.  Esta forma de actuar no debe continuar. En consecuencia, lo primero que debe hacer la nueva Asamblea, es retomar la “auténtica legislación”, para que la producción de leyes  se ajuste a los valores de un Estado de Justicia, y respetando la participación ciudadana, se dicten estrictamente de acuerdo con el procedimiento constitucional
Por otro lado, se desea que la nueva Asamblea sea plural,  para que en ella se sientan representados todos los sectores de la sociedad venezolana. Para lograr esto, es necesario superar esa miopía política que se empeña en decir que, el país está dividido entre revolucionarios y oligarcas, o entre la izquierda y la derecha.  Eso no es verdad; en Venezuela existe una variedad de concepciones ideológicas o maneras de vivir que, quiérase o no, deben ser tomadas en cuenta. Sin pretender ser exhaustivo, se puede decir que nuestra sociedad está integrada por: socialistas, capitalistas, anarquistas, liberales, conservadores, cristianos, judíos, musulmanes, ateos, idealistas, pragmáticos, nihilistas, homosexuales, heterosexuales etc. Esta es la verdadera fotografía de la sociedad,  y si la Asamblea pretende ser un cuerpo plural debe entender a la “sociedad real” y legislar para ella.
El país tiene muchas esperanzas en la nueva Asamblea que se instala este cinco de enero. Puede ser el comienzo de la consolidación institucional  tan ansiada por todos: si los nuevos diputados escogen el camino de la auténtica legislación, se estará dando un gran paso para construir una sociedad democrática sustentada en un verdadero Estado de Derecho. Ojala que así sea. jblanco@ucab.edu.ve


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