martes, 10 de mayo de 2011

La desaparición de la cultura humanistica

 Entre los lamentos sociales que escuchamos a diario, tal vez el más repetido se refiere a que el mundo es cada día es más inhumano. Sin pretender  exagerar esa manida  visión apocalíptica del progreso,  considero  que no corren buenos tiempos para los valores de lo humano ¿Por qué ocurre esto?  Una de las razones más importantes es que el hombre se ha olvidado de la siembra permanente de la cultura humanística.
 Fernando Savater,  en su libro El Valor de educar,  denuncia la desaparición paulatina de las materias humanísticas en el bachillerato. Pero el problema no es solo la disminución de materias, lo grave  es que está desapareciendo ese tipo de enseñanza. Es difícil  encontrar planteles que tengan como opción de estudio el bachillerato en humanidades, y en los pocos que existe, no creo que dure mucho tiempo. En las universidades, las materias humanistas son vistas como algo complementario, que no es necesario para la formación del profesional de este tiempo. Pareciera que,  como decía Miguel Delibes “Las humanidades sufre cada día una nueva humillación”
Hoy se habla mucho de humanismo. Cada día se crean más asociaciones dedicadas a la promoción y defensas de los derechos humanos y abundan las campañas de sensibilización sobre el valor de la dignidad del hombre; pero  paradójicamente,  la cultura humanista está desapareciendo de la vida cotidiana. José Ramón Ayllón en su libro Luces en la Caverna  sostiene que la educación humanística necesita condiciones favorables, “que no se dan en sociedades donde lo que prima es el dinero, el poder y el control informativo. Porque está claro que no se educa a las generaciones  jóvenes si se les enseña a pensar en forma descaradamente interesada o politizada, a valorar sobre todo el éxito individual, a desconfiar de valores que les comprometan a servir a los demás”
Una manifestación palpable  del valor que se le da a la formación humanista en la actualidad, la presencié hace años en la universidad, cuando en una reforma de pensum  se propuso cambiar Historia y Filosofía por Informática e Inglés, que  juicio de los proponentes  son materias de mayor utilidad para los nuevos tiempos; menos mal que la propuesta  fue rechazada.  No se trata de ignorar el valor que tiene  cualquier tipo de conocimiento,  sobre todo cuando se habla de formación integral. Pero es muy importante saber para qué sirve cada cosa. En este sentido, es bueno citar de nuevo a  José Ramón Ayllón:  “El conocimiento de la literatura, la filosofía y de la historia nos ayuda a distinguir  lo pasajero de lo permanente, lo esencial de lo accidental, lo humano de lo inhumano, el bien del mal… no hay soluciones automáticas  o puramente técnicas para los problemas del hombre”
Creo que la cita anterior no tiene desperdicio, hemos abandonado  las humanidades y perdemos la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, lo humano de lo inhumano. Por eso permanecemos indiferentes mientras que a nuestro alrededor se está produciendo un violento deterioro de la vida humana. ¿Cómo podemos resolver este problema? Hay que empezar por aceptar  que, no puede haber  humanidad sin humanidades como dice Savater;  por otro lado, hay que rescatar el valor de la enseñanza humanística, que ayuda comprender la realidad social, trasmite los principios fundamentales de lo humano, sensibiliza sobre la necesidad del  otro y da sentido a la vida. A mi manera de ver las cosas,  ésta es la verdadera educación: la que no se limita trasmitir información técnica,  sino que ayuda  a formar al hombre  para que se especialice en el arte de vivir humanamente con sus semejantes.  jblanco@ucab.edu.ve



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