jueves, 23 de febrero de 2012

El sentido común y el respeto a los magistrados


En días pasados, tanto el gobierno español  como el venezolano, han coincido al pedir a los actores políticos y a los ciudadanos en general  que respeten  al  Poder Judicial: el español, con motivo de las reacciones contra la sentencia que inhabilita a Garzón, y el venezolano, por el desacato a la decisión del magistrado Carrasquero que prohíbe la destrucción de los cuaderno de votación de las elecciones primarias. Tienen razón los personeros de ambos gobiernos al decir que, si no se respeta a los magistrados las sociedades democráticas no funcionan. El problema está en que,  a pesar de la valiosa  labor que realizan muchos jueces, el Poder Judicial en general no está bien visto por los ciudadanos. Hace varios años, en la revista española Cambio 16  -si la memoria no me falla- se publicó una encuesta donde los jueces aparecían como los funcionarios públicos con mayor rechazo, después de los inspectores de impuesto sobre la renta.

No voy a dedicar en este artículo  a analizar las causas que afectan el ejercicio de la función judicial en la actualidad;  me voy a referir a una vieja polémica que guarda relación con este tema. Hace varios años,  un familiar que vino a compartir las vacaciones decembrinas, me decía que, el problema de los jueces es que dictan sentencias sin tomar en cuenta el sentido común: esa  lógica compartida por todos los miembros de la sociedad. Según su opinión,  los jueces justifican sus decisiones, sin considerar la forma en que razonan y juzgan los ciudadanos de a pie: Solo escriben y argumentan para juristas. Y por eso, siempre hay que buscar a abogados para que expliquen las sentencias.

No se puede suscribir totalmente el comentario anterior, porque se debe reconocer que hay cosas jurídicamente válidas que el ciudadano común no entiende. Después que se da a conocer la decisión del Tribunal Supremo que prohíbe la destrucción de los cuadernos de votación, me preguntó una amiga “Porque razón se ordenar entregar los cuadernos  de votación de todo  el país,  si solo se está reclamando por la votación de un municipio del estado Yaracuy. Brevemente le expliqué la teoría de la defensa de los intereses colectivos  y me contestó “Hay que ser abogado para entender esas cosas”.

El respeto a los magistrados no es solo un imperativo moral, también es una obligación jurídica. Pero ese respeto no se obtiene solo por autoridad de la ley, sino que se refuerza con el cumplimiento de una buena actuación. Cuando se dictan decisiones justas, que los ciudadanos entienden perfectamente, el respeto surge espontáneamente. Pero cuando las sentencias  son incomprensibles, no se puede pretende  que se aprecie lo que  muchas veces parece ilógico y sospechoso.

Termino aclarando que, no estoy planteando la idea de que el derecho se reduzca al sentido común. Lo que me parece indispensable es que los magistrados “escriban para todos”: Para los especialistas y para los ciudadanos que no lo son. Porque como decía un desaparecido juez guayanés: “Las sentencias deben redactarse en forma sencilla y clara,  especialmente para los que se verán afectados por ellas”. Si el mensaje no llega en forma clara y convincente, es muy difícil lograr que se respete a  los magistrados. twitter @zaqueoo

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