martes, 15 de mayo de 2012

¿Cómo hablar de moral a los jóvenes?


Uno de los principales problemas que tiene la familia o la escuela contemporánea, es enseñar a los jóvenes los principios morales que tradicionalmente la sostienen: cada vez que el padre o el maestro se acerca al joven para hablarle del bien o el mal, pretendiendo educarlos éticamente, es visto como un ser anticuado, desfasado y fastidioso que insiste en sermonear sobre cosas que no sirven para nada. Esto no es una opinión personal, existen serios estudios que lo demuestran. El profesor Massimo Desiato, en un ensayo titulado ¿Cómo hacer efectiva nuestra moral?, dice: “…este hombre cotidiano del cual el alumnado es una muestra importante, considera que los verdaderos problemas, los ‘problemas reales’, son aquellos relacionados con sus necesidades materiales más o menos inmediatas; también piensa que el problema moral no es un asunto que les incumba y que, en el mejor de los casos, es tarea de académicos y de aquellos singulares individuos que se dedican a la vida espiritual”.

Puedo dar fe de que lo afirmado por el profesor Desiato es verdad: para un sector importante de la juventud universitaria el tema de la ética es asunto de religiosos o profesores de filosofía. ¿Por qué ocurre esto? La repuesta más sencilla, la que está más a la mano, es echarle la culpa a “esta juventud pervertida y extraviada, hedonista y egoísta, que solo piensa en rumbear”. Pero el problema real está en que no entendemos la vida de la juventud actual, y no tenemos herramientas adecuadas para acercarnos a ella.

La semana pasada, las redes sociales publicaron un video titulado Caracas ciudad de despedidas. Allí unos jóvenes expresan su descontento hacia nuestro país y manifiestan su intención de emigrar a otros lugares. El video me pareció malo desde el punto de vista artístico, con un mensaje superficial, de escaso contenido y expresado en el lenguaje soez que caracteriza la cotidianidad juvenil. Pero las desproporcionadas reacciones que produjo son dignas de un comentario especial: los protagonistas fueron insultados, amenazados, tildados de sifrinos, burguesitos de la ultraderecha, hijos de papá, etc. Se debe reconocer que el video no representa a la totalidad de la juventud venezolana, pero no se puede negar que un sector importante de ella está de acuerdo con la “idea” que allí se pretende expresar: buscar un destino diferente en otro país. Si queremos que esos jóvenes cambien de opinión, hay que hacerlo en tono moderado y con razones convincentes, no a patadas, insultos o descalificaciones. Hay que saber “llegarle” a los jóvenes.

Una de las causas por las que se hace difícil hablarle de moral a la juventud contemporánea es el estilo dogmático de algunos padres y profesores. De manera muy general se ha dicho que un dogma es una afirmación que se resiste a las críticas racionales: hay que aceptarlo a ciegas; los dogmas no se analizan ni se discuten, y mucho menos los dogmas morales. Hoy, aunque muchos no estén de acuerdo, hay que revisar los viejos dogmas, hay que explicar la utilidad de la moral: convencer a los jóvenes de que “portarse bien es rentable”; que “la buena conducta es buena para todos”. Dicho en lenguaje juvenil: es muy difícil tener una buena vida y alcanzar el éxito si no se es “buena gente”.

Para hablarles de moral a los chamos hay que acercarse a ellos y entender sus “códigos de vida”, que no son iguales a los que estaban vigentes en nuestra juventud. En resumen, hablarle de moral a los jóvenes, no es trasmitir un conjunto de principios dogmáticos, es asumir la elevada tarea de instruir en el arte de vivir como un ser humano.

Twitter @zaqueoo

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, no se trata de imponer ni de querer "cambiar" nuestros jovenes. Mas bien se trata de "canalizar" sus caracteristicas para adaptarlos a vivir en sociedad, a respetar a los demas y a respetarse ellos mismos. Eso implica que tenemos que comenzar por respetarlos nosotros! Cuidemos el ejemplo que transmitimos a nuestros jovenes, ellos aunque no lo parezca, nos estan contemplando y aprendiendo de nosotros...

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