martes, 3 de julio de 2012

Concepción Arenal: La pasión por la justicia y la lucha por el derecho

El pasado 23 de junio, Día Nacional del Abogado, se presentó nuevamente la polémica sobre el estudio del derecho en este tiempo. Me tocó acudir a una clase de primer año en la UCAB Guayana para hablar un poco de la profesión del abogado. Al finalizar, un estudiante me preguntó si en las condiciones actuales se justifica el estudio del derecho en Venezuela. Esto no solo preocupa a los estudiantes, hay profesores que repetidamente se preguntan ¿De qué vale cultivarse en el arte de la ley y la jurisprudencia, si al llegar a los tribunales el derecho ha sido relegado a un segundo plano, siendo sustituido por la voluntad del funcionario que ejerce el poder?”. Y de manera más dura dicen, “¿para qué especializarse en el arte de lo justo en un país donde no hay justicia?”.

Con el merecido respeto a las personas que exponen estas opiniones, debo decir que no las comparto. Por mal que pueda estar la administración de justicia en el país, eso no es motivo para decir que no vale la pena estudiar la carrera de derecho; todo lo contrario, este es el momento en que más se necesita. El problema está en que mucha gente no ha caído en la cuenta de lo que significa realmente ser abogado, solo lo ven como un oficio que se ha vuelto muy problemático, y si además no es rentable debe abandonarse. 

Para demostrar las razones por las cuales sostengo que este es el momento en que deben aparecer los grandes abogados, traigo el ejemplo de Concepción Arenal, escritora española pionera del movimiento feminista y defensoras de los derechos sociales en su tiempo. Su pasión por la justicia no se doblegaba fácilmente, y en una sociedad abiertamente machista, donde las mujeres no podían acudir a la universidad se disfrazaba de hombre para oír clase, titularse de abogado y dedicar su vida a luchar contra la discriminación femenina.

Por eso, cada vez que me encuentro con colegas y estudiantes de derecho que prácticamente “tiran la toalla” ante las dificultades que atraviesa la justicia en este tiempo, me acuerdo de Concepción Arenal, Mandela, Gandhi o Luther King: ilustres abogados que aparecieron en momentos mucho más difíciles que los que hoy vivimos; y sin embargo, gracias a su voluntad de lucha, la condición de los derechos del hombre ha mejorado notablemente.

Concepción Arenal no tenía ni el derecho a inscribirse en la universidad, pero luchó por hacerlo para lograr que como mujer no fuera discriminada. Hoy, cuando entro a un salón de clase y veo que la mayoría de los estudiantes de derecho son mujeres, me acuerdo de aquella dama que en 1834 no se quedó en su casa sufriendo el peso de la exclusión y la humillación; luchó, y convirtió su vida en un ejemplo de pasión por la justicia. 

Decía Ihering, y yo no me canso de repetir:
 “Sin lucha no hay derecho, como sin trabajo no hay propiedad. La norma: comerás el pan con el sudor de tu frente, está con la misma verdad frente a la otra: en la lucha hallarás tu derecho. Desde el momento en que el derecho abandona su disposición combativa, se sacrifica a sí mismo; también para el derecho vale la sentencia del poeta: esta es la última conclusión de la sabiduría: sólo merece la libertad y la vida, El que tiene que conquistarlas diariamente”. 

Twitter @zaqueoo

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