miércoles, 28 de septiembre de 2011

La transición necesaria


En días pasados, Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, propuso  la promulgación de una Ley para la Transición,  destinada a regular  los pasos a seguir en un eventual cambio de gobierno; Nicolás Maduro le respondió diciendo que, la propuesta causa risa porque aquí no va a haber ninguna transición, ya que el triunfo del  presidente Chávez en las elecciones  del 2012 está asegurado. En relación con este tema, el pasado jueves, en el programa de Globovisión,  Aló ciudadano, el economista y analista político Carlos Blanco afirmó que, la transición ya ha comenzado, porque la está impulsando la gente en la calle, que protesta insistentemente por el fracaso de la gestión de gobierno.

Es importante establecer la diferencia entre lo que significa un cambio de gobierno y un cambio de sociedad: el gobierno puede cambiar si llegan al poder otros actores políticos,  pero esto no garantiza que las cosas cambien,  ni que la actitud de la gente sea distinta. Sin darle validez absoluta a las afirmaciones de Carlos Blanco, hay que reconocer  que la actitud de los ciudadanos está cambiando;  y esto, poco a poco, está produciendo una trasformación social. Apelando a una frase hecha que se repite constantemente, puedo decir que,  Venezuela se caracteriza por  la abundancia de habitantes, televidentes, analistas u opinantes,  que  siempre están detrás de la barrea y nunca saltan al ruedo para no correr riesgos;  y al lado de esto, se observa una preocupante escasez de ciudadanos comprometidos con la participación  en la solución de los grandes problemas del país. Esto es así, pero está comenzando a cambiar.

Independientemente de las posiciones políticas, se están generalizando importantes manifestaciones de rechazo a las actuaciones gubernamentales que perjudican de una u otra manera la vida social. Uno de los ejemplos lo podemos vivir en nuestra ciudad: La errada gestión pública de los últimos años ha  convertido el “Sueño Guayanés”  en una verdadera pesadilla. La improvisación  e ineficiencia han colocado al borde de la quiebra a una de las regiones más ricas del país; y esto,  ante la mirada complaciente o indiferente de la mayoría de  los “guayaneses”. Gracias a Dios que hay signos de resurrección y esperanza, porque la sociedad se está organizando;  no solo para ganar elecciones (cosa que es importante) sino para exigirle a quien gobierne, que no juegue con  nuestro destino y trabaje por la prosperidad de Guayana y el bienestar de su gente.

La transición pacífica de un gobierno a otro es primordial, pero hay otra que es más importante  para el país: la transición de una sociedad adormecida y acostumbrada a ser gobernada a capricho,  a una sociedad activa y  dueña de su destino. Para lograr esto es necesario contar con verdaderos ciudadanos: que tengan criterio y capacidad de análisis individual para decidir  por sí mismos,  y no permitir que otros piensen y decidan por ellos; que se identifiquen con un proyecto de país que garantice de manera real condiciones de vida digna para todos; que dejen a un lado la apatía o la cobardía y participen en la vida pública.  Y lo más importante,  que tengan fortaleza suficiente para defender sus convicciones. Con esta gente se puede aspirar a construir un gran país. Esta es la transición  que todos necesitamos. Jblanco@ucab.edu.ve; twitter @zaqueoo   

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