El pasado jueves, este diario informa que el Subcomité Territorial de
Educación Universitaria del estado Bolívar, adscrito al Ministerio del
Poder Popular para la Educación Universitaria, estudia la posibilidad de
eliminar carreras universitarias saturadas y ofrecer otras que son más
atractivas para la región. La idea de abrir carreras que respondan a las
necesidades sociales de la región es muy buena, lo malo es eliminar
otras, con el criterio de que están saturadas, sin advertir que las
mismas están destinadas al estudio de materias relacionadas con graves
problemas sociales que no están solucionados; me refiero específicamente
al caso de Derecho y Educación.
La idea de cerrar la carrera de Derecho para evitar la masificación
de la profesión no es nueva, hace varios años fue presentada por
miembros de los colegios de Abogados, pero no tuvo éxito: en primer
lugar, porque no se le puede negar a los ciudadanos la posibilidad de
estudiar la carrera de su preferencia con el argumento de que ya hay
muchos profesionales y, por otro lado, el problema no está en el número
si no en la calidad; mientras la administración de justicia sea una
tarea pendiente, hay razones suficientes para mantener y profundizar su
estudio académico.
Me parece que se está cometiendo un error que es muy común en este
tiempo: ver solo los números sin analizar las causas. Hay que reconocer
que la manera tradicional de enseñar el derecho está agotada, porque
solo se orienta a la formación de abogados litigantes, olvidando que el
fenómeno jurídico requiere conocimientos que van mucho más allá del
oficio de defender derechos en juicio. Es necesario formar juristas que
se especialicen en legislación, para no tener tantas “leyes piratas”;
que dominen el área del derecho corporativo, para que esto no quede en
manos de la improvisación de otros profesionales; que desde el pregrado
se especialicen en carrera judicial para tener mejores jueces, o en
políticas y organización de entes públicos para la profesionalización de
la función pública. Esto, por poner un ejemplo de la cantidad de
materias que puede abarcar la carrera de Derecho y que no están siendo
debidamente estudiadas.
En conclusión, hay que formar juristas integrales, porque los
problemas del Derecho en la sociedad no están resueltos: el acceso a la
justicia sigue siendo un drama para gran parte de la población, la
violencia intrafamiliar crece, el delito y la impunidad están llegando a
niveles alarmantes, la depredación del ambiente y la generalización de
la anomia en la vida de la ciudad son -entre otras cosas- pruebas
palpables de que ahora más que nunca la carrera de Derecho es necesaria y
no puede ser eliminada.
Cosa parecida ocurre con la carrera de Educación. No conozco el informe que genera la noticia de su eliminación, pero tengo información de buena fuente que cada vez hay menos interesados en el estudio de la docencia y a pesar de la importancia que tienen para la sociedad, nadie quiere ser maestro porque la carrera no le garantiza medios de vida dignos. El ejemplo son los profesores de matemáticas, que se están convirtiendo en una especie en extinción. En conclusión, no logro entender cuáles pueden ser los motivos para cerrar esta carrera en la zona.
Pero lo que verdaderamente me produce asombro es que, hace años se
pregonaba la necesidad de que en Ciudad Guayana las universidades
abrieran más carreras humanistas. Esto motivó la llegada de las escuelas
de Derecho y Educación. Sin embargo, hoy, a menos de quince años vista
se plantea el cierre. Parece que, como decía Fernando Savater, las
humanidades no son importantes para esta “humanidad”, porque de lo
contrario no se explica que nos quedemos sin Derecho ni Educación.
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