martes, 11 de diciembre de 2012

Ingobernabilidad e incertidumbre

Paradójicamente, en tiempos en que la información se recibe de manera casi instantánea y la tecnología permite al hombre estar permanentemente conectado con el mundo, en Venezuela reina la duda ante lo que puede pasar en el futuro. Parece que la política ha “polarizado la realidad” porque aunque suene absurdo, en nuestro país hay 2 mundos: el de los medios de comunicación que respaldan al gobierno y nos dicen que vivimos en un paraíso y el de los de la oposición que consideran que estamos en un infierno. Pero independientemente de las visiones que se quieran trasmitir, la realidad es la realidad y los hechos siempre se imponen sobre las opiniones. En este orden de ideas, debemos reconocer que en los últimos días se han producido unos acontecimientos que demuestran que el país se encamina peligrosamente hacia la ingobernabilidad y no se puede saber cómo va a ser el porvenir. Me refiero específicamente a la enfermedad del Presidente, las manifestaciones que paralizan las ciudades y la situación económica que viviremos en un futuro inmediato.

Después de toda una campaña electoral que ratifica a Chávez en la presidencia, el Presidente desaparece por unos días y al reaparecer informa que debe operarse nuevamente porque sus problemas de salud continúan; inclusive, asoma la posibilidad de designar un sucesor en caso de que su salud no le permita estar al frente del gobierno. ¿Qué va a pasar? No lo sabemos. Ojalá que Hugo Chávez supere la enfermedad que está padeciendo, porque al margen de la controversia política hay que tener presente que es un ser humano que sufre y debe recibir la solidaridad y apoyo de todos sus compatriotas. El problema está en que se trata del Presidente que debe reasumir funciones en enero, y de acuerdo a lo dicho en su última alocución ni él sabe con seguridad lo que va a ocurrir.

Otro hecho que demuestra a las claras la peligrosa ingobernabilidad en que vivimos, son las huelgas o manifestaciones que se han producido últimamente en Ciudad Guayana. No se trata de la insatisfacción de algunos sectores que genera marchas de protesta, huelgas de hambre, etc.; no, aquí lo que se ha puesto de moda es la “toma parcial de la ciudad”. Desde hace algún tiempo, cerrar las vías públicas que permiten a los ciudadanos desplazarse dentro o fuera de la urbe, llegar a su casa, escuela o trabajo, es una de las formas de protesta preferida. No quiero descalificar los motivos que llevan a la gente a manifestar contra las malas gestiones públicas, pero si cualquier hijo de vecino puede “secuestrar los espacios públicos” en perjuicio de toda una comunidad, sin que la fuerza pública pueda impedírselo ¡Apaga y vámonos!

Ante este panorama de incertidumbre sobre la salud del Presidente y la imposibilidad de las autoridades de preservar el orden, surge otro elemento preocupante: la situación económica del país. Hasta los más optimistas afirma que vienen momentos duros, y que la realidad de la crisis se va a apreciar el próximo año, en que el patrimonio del venezolano se verá seriamente afectado por ajustes que no pueden esperar más. En conclusión, la cosa no está fácil: no sabemos qué pasará con el gobierno; no podemos estar seguros de que al salir de casa llegaremos a nuestro destino y, lo peor, si el dinero nos alcanzará para vivir.

Aunque parezca una canción repetida, debemos insistir que situaciones como ésta solo se superan con un gran acuerdo nacional, donde todos colaboren y se sacrifiquen. Ojalá que la razón nos convenza ahora, para que no sea la gravedad de los acontecimientos la que nos obligue más adelante a tomar las decisiones que la terquedad política no dejó ver oportunamente.

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