martes, 14 de diciembre de 2010

La elección de los jueces y la búsqueda de la justicia

Una de las noticias que hizo más ruido la semana pasada, fue el nombramiento de los magistrados del Tribunal Supremo. No voy a referirme a la legalidad del  procedimiento para la elección, porque el espacio es corto, y quiero dirigirme más al ciudadano común que al especialista, para llamar la atención sobre la importancia del asunto. El ilustre Jurista Piero Calamandrei en su libro Elogio de los jueces, destaca la importancia del nombramiento de un juez “… el Estado siente como esencial el problema de la elección de los jueces, porque sabe que les confía un poder mortífero que, mal empleado puede convertir en justa la injusticia, obligar a la majestad de la ley a hacerse paladín de la sinrazón e imprimir indeleblemente, sobre la cándida inocencia, el estigma sangriento que la confundirá con el delito.  En efecto, así de grave  y peligroso puede ser la mala elección de un juez, porque todo el trabajo del legislador  para producir las mejores leyes, se puede perder en un momento. Dice un viejo adagio: “Las leyes son importantes, pero más importantes son los jueces: un buen juez aplica bien las peores leyes;  un mal juez echa a perder la mejor ley del mundo”
 El nombramiento de los jueces es un problema de interés nacional, que no puede seguir en manos de la conveniencia política. Cuando se discutía el proyecto de la Constitución actual, en los postgrados de Derecho se destacaba la importancia de la formación en carrera judicial: en Venezuela no se estudia para ser juez, se estudia para ser abogado y posteriormente se perfecciona el oficio con cursos de actualización profesional. La idea de la especialización judicial fue recogida por el constituyente en el artículo 225 “…la ley propenderá a la profesionalización de los jueces o juezas y las universidades colaboraran en este propósito organizando en los estudios de derecho la especialización Judicial correspondiente” Han pasado más de diez años desde que se promulgó la Constitución y la profesionalización de los jueces no se está realizando  como se establece en ella. No quiero generalizar, porque hay buenos jueces, bien preparados y comprometidos con su trabajo, pero no se puede negar que, en un porcentaje importante, el ejercicio de la judicatura está en manos inexpertas.
Pero una cosa es la profesionalización “técnica” del Juez y otra el sentido de la justicia; el conocimiento jurídico, puede aprenderse, pero para ser un buen juez se necesita: conocimiento de la ciencia jurídica, sólida formación moral, discernimiento de la realidad social y valentía para defender su autonomía por encima de todo. El conocimiento es solo una parte de la naturaleza de un buen juez. Nuevamente cito a Calamandrei: “…digo que es  juez óptimo aquel en quien prevalece, sobre las dotes de la inteligencia, la rápida intuición humana. El sentido de la justicia, mediante el cual se aprecian los hechos y siente rápidamente de qué parte está la razón, es una virtud innata, que no tiene nada que ver con la técnica del derecho; ocurre como en la música, respecto de la cual, la más alta inteligencia, no sirve para suplir la falta de oído”.
 A los nuevos magistrados les deseo éxito en la tarea de administrar justicia, pero que no sea una “justicia a la medida”, sino la verdadera Justicia, que solo se consigue practicando  la vieja virtud de dar a cada uno lo que le corresponde. Jblanco@ucab.edu.ve

No hay comentarios:

Publicar un comentario