domingo, 25 de marzo de 2012

El dinero y la crisis de las familias




La familia tradicional está en crisis. Esto es casi un tópico o una reiteración que no debe sorprender a nadie. La idea de aquella familia que se consideraba como célula fundamental de la sociedad hoy no tiene la misma vigencia.  Sobre los motivos de esta decadencia hay variadas opiniones: el individualismo del  nuevo hombre globalizado,  la caducidad de los valores sociales tradicionales, el ocaso de las religiones,  la crisis de la educación, la pobreza y la explotación económica etc. En este sentido, trabajando en la preparación de un diplomado sobre  conciliación familiar, me he encontrado con opiniones que le echan la culpa de la crisis familiar al dinero. Tanto la riqueza, como la pobreza económica afectan el destino de la familia: Si no hay dinero es difícil sacar a la familia adelante, y si hay mucho dinero aparece el riesgo de la  autodestrucción por las diferencias que surgen cuando hay que “repartir  la plata”.

El matiz político también se hace presente. Tanto la Iglesia, como las organizaciones políticas de izquierda, denuncian desde hace bastante tiempo que, el individualismo posesivo y el capitalismo salvaje amenazan seriamente la vida familiar: la devaluación de los salarios y el incremento constante de los bienes de primera necesidad colocan en serias dificultades a las familias constituidas, y le ponen el “listón” muy alto a quienes quieren formar una familia.

Pero problema del dinero en la familia va mucho más allá  de lo político. En la edición digital del diario La Vanguardia de Barcelona (España), la semana pasada, se publicó una entrevista  hecha a un abogado especialista en sucesiones  que decía: “Creo que entre  las principales causas de destrucción de las familias están las herencias”. No  dudo de la veracidad de esa afirmación, porque en mi experiencia como juez de familia, pude constatar que, en muchas ocasiones, las familias no pueden superar fácilmente las diferencias que surgen por la partición de las comunidades hereditarias, conyugales, concubinarias etc. Y esto, no es solo  un problema de los ricos, hasta en el reparto de humildes  bienes, surgen serios desencuentros que distancian a los miembros de la familia y en ocasiones acaban definitivamente con ellas.   Por lo tanto, no hay que reducir el asunto solo a lo político-económico, porque  si hacemos esto, no nos enfrentamos a la realidad: La raíz de la mayoría de los problemas que agobian al hombre son  los demonios  que inesperadamente brotan de su corazón.

Michel Schooyans en su libro Familia e imperialismo,  analiza el problema de la crisis familiar remontándose a la filosofía antigua, específicamente a la Ética Nicomaquea de Aristóteles. Allí,  entre muchas otras cosas dice: “El riesgo mayor de la quiebra de la familia es que el hombre regrese a su condición de individuo, perdiendo su dimensión de persona y acabando por tornarse en enemigo de su semejante, en vez de incentivar la disposición innata a la sociabilidad, disposición que Aristóteles  describía como Filia, es decir amistad con los otros”.

La familia humana es una comunidad  formada por un origen genético  común,  el amor y la solidaridad  incondicional entre sus miembros,  y un conjunto de valores compartidos que siempre deben estar por encima de los intereses individuales. Si esto no es así ¿Cuál sería la diferencia de los hombres con los animales? Las verdaderas familias difícilmente entran en crisis irreversibles; pueden tener problemas circunstanciales, pero  no rupturas definitivas. Si una discrepancia económica acaba con una familia, la realidad es que nunca hubo verdadera familia, porque  como dice San Pablo cuando hay amor todo se resuelve.

El problema no es el dinero, el problema es tenerle más amor al dinero que a la familia. Hay que meditar seriamente el párrafo  de Schooyans que cité anteriormente, porque quien coloca el dinero  por encima de la relación que debe tener con sus familiares, pierde su condición de persona para convertirse simplemente en un individuo. twitter@

No hay comentarios:

Publicar un comentario