martes, 27 de marzo de 2012

El silencio de Dios



El problema del mal siempre ha estado presente, pero parece que se acentúa en estos días. Las guerras,  el terrorismo,  los crímenes de la delincuencia, la violencia intrafamiliar, la intolerancia y el odio político, nos revelan un panorama oscuro para que se pueda cumplir el proyecto  humanizador del hombre.  En medio de esta turbulencia y buscando  luces orientadoras en la lectura, me conseguí con una publicación de fin de milenio: Cartas cruzadas. Se trata de un libro que recoge  un intercambio epistolar sobre los grandes problemas de la humanidad para el final del siglo pasado. Allí, entre muchas otras cosas, se puede leer la carta que le escribe, Josep Rovira  Belloso a Eugenio Trías,  titulada, El silencio de Dios. Se pregunta el autor,  en medio de tanta maldad, ¿Donde está el Dios bondadoso,  el padre que ama al hijo?

 Este sentimiento de decepción,  es el  causante de que muchos creyentes se aparten de su fe y transiten los caminos del agnosticismo o la desorientación. No hay que recordar las grandes  guerras,  Hiroshima  y Nagasaki o las recientes tragedias naturales para entender  la razón de esta decepción. Las noticias del día a día son una verdadera crónica de la maldad humana, y ante esto muchos se preguntan insistentemente ¿Dónde está Dios?

Josep Rovira asoma la solución en su carta; Dios es Bondadoso y creador, Dios es vida, el problema es el hombre. El mal es una consecuencia de la conducta del hombre. Ante la creación de Dios, el hombre se comporta como depredador y destructor; ante la propuesta de la vida, la realidad es que responde con muerte sobre muerte. En consecuencia hace falta un cambio, un hombre que no se a comode al mal del mundo,  sino que luche contra esta perversidad. ¿Cómo debe ser este hombre? Personalmente, creo que no se trata de un cambio de gente,  sino un de actitud; la interpelación es personal; ante la presencia del mal que nos agobia, lo primero que debemos hacer es no imitarlo, y después preguntarnos ¿Qué podemos hacer para combatirlo?

La culpa es nuestra, no de Dios

Martes 27 de marzo de 2012

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