martes, 10 de abril de 2012

Vacaciones con Thoreau


Este año decidí pasar las vacaciones de Semana Santa de una manera diferente sin las penurias que causan los viajes en esta temporada. Por lo tanto, me quedé tranquilamente en casa, leyendo, oyendo música y viendo viejas películas. La llegada de los días de asueto coincidió con la expiración del lapso para pagar el Impuesto Sobre la Renta, cosa que fue destacada de manera insistente por el Seniat a través de los medios de comunicación tradicionales o las redes sociales. En forma casual, al revisar mi biblioteca, me encontré con el libro Desobediencia Civil de Henry D. Thoreau, el polémico escritor norteamericano que fue llevado a prisión por negarse a pagarle impuestos a un gobierno que, a su juicio, se comportaba de manera inmoral.

Clifton Fadiman y John S. Major, en su libro Un plan de lectura para toda la vida, consideran que este yanqui raro, ermitaño e individualista, es quizás el más estadounidense de todos los escritores, y también el más inmortal. Pero ¿Quién era Thoreau? Siguiendo el análisis de Fadiman y Major se puede decir que, era un personaje inconforme y sencillo, que se retiró a vivir contracorriente en una cabaña que él mismo construyó. Decía que no quería perder el tiempo ganando dinero, porque no iba a hacer lo que la sociedad le dictara, sino lo que él quería. Muchos lo consideran un hombre peligroso; era un verdadero radical que rechazaba la alienación de los gobiernos sobre los ciudadanos. Se negaba a amoldarse y solo quería vivir a su manera.

Pasaba los días santos releyendo a Thoreau, cuando me enteré de la terrible noticia del jubilado griego que se suicidó ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones: “Dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego hubiera cogido un kalashnikov, yo le habría seguido), no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna antes de tener que rebuscar comida entre la basura para poder subsistir”. Así decía la nota dejada por Dimitris Christoulas, un farmacéutico de 77 años de edad. ¿Cómo calificar a una sociedad donde ocurren estas cosas? Noticas como ésta pareciera que le dan la razón a Thoreau, que decía: “La mayor parte de los hombres llevan una vida de callada desesperación”. Su filosofía libertaria y radical se resumía en una palabra “simplificar”: Vivir sencillamente con la naturaleza, es el verdadero sentido de la existencia humana.

Las ideas de Thoreau tienen gran influencia en los movimientos de desobediencia civil. Como dije anteriormente, su ideología es polémica y radical, y su paradigma de vida no es compatible con el de este tiempo. Pero hay que revisar el sistema, porque pareciera que el precio que tienen que pagar las sociedades humanas por el progreso es muy alto. Hay que procurar que “la carga de la vida” no sea tan pesada para el hombre actual. Los problemas son cada día mayores, y las tragedias como la del farmacéutico griego se repiten más a menudo. No creo en soluciones extremistas o radicales, pero hay que hacer algo, no se puede mantener una postura acomodaticia ante situaciones como las que estamos viviendo.

Pasar las vacaciones leyendo a Thoreau en medio de la globalización del Twitter fue una experiencia interesante, porque a pesar de todo, su polémica vida deja grandes enseñanzas. Para Henry Miller, estamos hablando de un personaje excepcional; uno de esos hombres que son necesarios para que los seres humanos no tengan que sufrir tanto para poder vivir.

@zaqueoo

1 comentario:

  1. Yo tampoco he pagado impuestos, no porque creo que este gobierno sea inmoral, sino porque creo que es ladrón y, de hecho, me ha robado. Lo de abrazar una vida simple pienso que es a gusto del consumidor. Lo que sí es muy valorable es que exista la libertad para que dada individuo desarrolle su vida como mejor le parezca. El que quiera ser asceta que lo sea, el que quiere seguir el sistema del consumismo, que lo siga. Mucha tela que cortar trae este excelente artículo...

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