miércoles, 10 de noviembre de 2010

Revolución o actitud revolucionaria

La naturaleza del movimiento político que lidera el presidente Hugo Chávez, es objeto de permanente discusión: para sus seguidores, es una verdadera revolución que está trasformado a la sociedad; para sus adversarios, no es más que un régimen político autoritario que solo quiere mantenerse en el poder. Ahora bien, ¿Qué es una revolución? Y lo más importante ¿Estaremos en presencia de una revolución?  Voy a tratar de responder brevemente estas preguntas.
De una manera muy general, se  llama  revolución,  al acto que produce una ruptura con las formas del pasado, trasformando –según el caso- el comportamiento de la gente, las estructuras sociales, etc. Ahora bien, la revolución bolivariana, desde su inicio, se centró en el aspecto jurídico: decretó la muerte de constitución de 1961; convocó a una Asamblea Nacional Constituyente para promulgar un nueva Constitución y, utiliza la legislación para realizar los cambios que se ha propuesto. Pero bajo la óptica jurídica, el vocablo, revolución, no es unívoco sino que tiene varias acepciones. Luis Recasens Siches, en su obra Filosofía del Derecho destaca cuatro sentidos de la palabra revolución:
1º Cambio radical del contenido de las normas que regulan una sociedad, sustituyéndolas por otras opuestas a las que rigieron el orden anterior.
2º  Expresión de un sentido progresista, que pretende, transformar la sociedad conforme a nuevos requerimientos de justicia, dentro de los cauces legales, promulgando una nueva constitución y elaborando nuevas leyes. (A mi juicio,  ésta fue –en principio- la propuesta  de la revolución bolivariana) 
3º Trasformación de la vida social por la aparición de nuevos valores que la orientan. (Ejemplo  de esto fue el Cristianismo o el Renacimiento)
4º Como sinónimo de actitud revolucionaria, que se caracteriza por el menosprecio de las estructuras sociales reales, y que pretende sustituirlas por una concepción del intelecto o idea de sociedad perfecta.
            La  denominada revolución bolivariana, comenzó con buen pie, promoviendo la trasformación del Estado dentro de los cauces legales, utilizando  la vía democrática para convocar a una Asamblea Constituyente y promulgando una Constitución inspirada en el respeto a los derechos humanos. Pero lamentablemente el proceso ha cambiado de rumbo: de lo que podía considerarse una verdadera revolución jurídica, pasamos a una actitud revolucionaria, que pretende demoler las estructuras reales de la sociedad y cambiarlas  por una idea: “El socialismo del siglo XXI”; con el agravante, de que no se sabe a ciencia cierta en qué consiste ese socialismo.
            En conclusión, más que una revolución, lo que se aprecia es una actitud revolucionaria con rumbo indefinido. Pero al margen de la polémica política,  lo triste, es que se está perdiendo la oportunidad de hacer una honda trasformación social, necesaria para resolver los problemas del país. En situaciones como ésta, es imperioso reclamar a todos los ciudadanos, y muy especialmente a los que forman la clase política, que actúen con  prudencia y comprometidos con la mejor opción de futuro, para que no seamos recordados, como la generación que  derrochó la oportunidad de avanzar en la construcción de una sociedad más justa y más humana.

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