miércoles, 10 de noviembre de 2010

Visión antropológica del aborto

La Asamblea Nacional se prepara para debatir sobre uno de los problemas más importantes de las sociedades modernas: la legalización del aborto.  No es un asunto sencillo, es algo que requiere de mucha prudencia y sabiduría, para tomar la decisión más acertada de acuerdo con los valores que orientan a una sociedad que se define  como humanista y pretende serlo realmente. Creo que la primera recomendación que hay que hacer, es que en este tema no se dejen llevar por la moda,  y de manera apresurada se legalice el aborto solo porque en otros países ya lo han hecho.
El debate sobre el aborto debe comenzar por establecer con claridad,  de que hablamos cuando hablamos del aborto. Decía Julián Marías en un ensayo sobre el tema: “Lo que me interesa es entender qué es el aborto. Con increíble frecuencia se enmascara su realidad con sus fines. Quiero decir que se intenta identificar el aborto con ciertos propósitos que parecen valiosos, convenientes o por lo menos aceptables: la regulación de la población, el bienestar de los padres, la situación de la madre soltera, las dificultades económicas… Se podría investigar en cada caso, la veracidad o la justificación de esos fines. Pero lo que quiero demostrar es que esos fines no son el aborto. Lo correcto es decir: para esto (para conseguir esto o lo otro) se debe matar a tales personas. Esto es lo que se propone, lo que en tantos casos se hace en muchos países en la época en que vivimos”  de la cita anterior podemos concluir que,  la significación antropológica de la palabra aborto, no es otra cosa que, “matar personas para solucionar problemas”
Otro aspecto del problema que hay que tener presente, siguiendo las ideas de Marías, es la distinción entre “cosa” y “persona” según el uso del lenguaje.  “Si entro en una habitación donde no hay ninguna persona diré “no hay nadie” Pero no se me ocurrirá decir, “no hay nada” porque puede estar llena de cosas” de la misma manera en el problema del aborto no debemos perder de vista que siempre estamos hablando de  “alguien”, y no de “algo”
Considero que el debate nacional sobre el aborto debe comenzar por una sería campaña de información. Seguramente escucharemos las justificaciones religiosas, científicas, sociológicas o jurídicas que se pronunciarán en contra o a favor. Personalmente, como católico, estoy claro en mi posición en contra del aborto, pero como miembro una comunidad plural no pretendo que se le imponga a toda una sociedad una moral particular; en este sentido, sería bueno que la aprobación de una reforma sobre el aborto sea objeto de referéndum. Lo importante, es que todo ciudadano esté suficientemente claro sobre lo que se discute, para poder expresarse responsablemente. Y es  aquí donde destaco esta visión antropológica, porque más allá de los fines, no se debe perder de vista la realidad de lo que es el aborto: una forma de resolver un problema mediante la eliminación de una persona.  Por eso, cuando te toque opinar o decidir sobre el aborto, piensa que no te estás pronunciando sobre “algo”, sino sobre “alguien”.  jblanco@ucab.edu.ve

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